ALMAS IMPETUOSAS

Hay santos caminando los bordes de la historia
Están cual levadura, cual sal, cual luz temprana
Que marcan caminantes, su huella en mi memoria
Y sueñan con el nuevo horizonte del mañana.

Recuerdo los Franciscos, fogosos, pasionarios:
Aquel el Buen "Hermano", el otro, el "Misionero".
Asís, el Nuevo Cielo, las Indias, un Calvario.
Los dos del Evangelio, amantes prisioneros.

También las dos Teresas, comparten la riqueza
De un monte en donde el hombre sintió el beso divino,
Aquella por ser grande y esta en su pobreza
Señalan "escondidas" el único camino.

Los Juanes reconfortan la senda apasionada:
La "Cruz" y el "Evangelio" se elevan en sus manos.
Un Kolbe, un Pedro, un Pablo y un alma acrisolada,
Tomás, el sol "divino" y Agustín, el humano.

Damián, un santo entero es padre del leproso,
José es el "profeta" más puro de María,
Hurtado y Don Brochero, dos curas valerosos,
Domingo, Bosco, Ignacio, "jesuita compañía".

Bernardo tiene fuerte el aire de "María"
De Siena, habla fogosa, la voz de una doctora.
La más bella mañana es "Clara" como el día
Y Jorge con su espada, verá nacer la aurora.

Felipe llena el mundo de "niños" que le cantan
Camilo toca a Cristo en el varón "sufriente"
Laurita se sonríe cuando el infierno brama
Lorenzo diaconiza quemándose valiente.

Y así la vida entera se llena de estas voces
Son almas impetuosas que a nuestra puerta llaman,
Caminan nuestras calles, ahuyentan nuestros dioses
Y muestran impecables al Buen Dios que ellos aman.

Febrero de 1996