lunes, 28 de mayo de 2007

COMO DARTE PARA SIEMPRE, SEÑOR

Señor cómo darte para siempre lo que no podré apartar ni un segundo de mi vida, esa coraza y carozo de mi pobre hombre viejo que morirá sólo por el deseo de ser lo que no fue o no quiso ser.

Aquello que el Padre sólo pudo amar en Tí porque no encontró en nosotros ese lago calmo en donde ver su Rostro sin repliegues, aquellos por los que nosotros no podemos mirarlo sin que se enturbie la mirada.

El peso de un espejismo que nos sigue tirando en la arena que creemos oasis, la herencia del corral después de haber abandonado la casa paterna, el infierno que llamamos " el otro ", el haber cambiado el oro por los espejitos de colores, en fín y lo más doloroso el preferir esas aguas embarradas a la Fuente de Agua Viva, el morir de la sed más espantosa teniendo la vertiente más refrescante, respirar el aire más viciado, la atmósfera más asfixiante y el humo más contaminado y sentir de repente que mis ojos abiertos te ven y en tu sonrisa descansan después de tanta guerra.

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